Sinopsis
Una joven que desconoce su verdadero poder. Un reino que sólo tiene una oportunidad para volver a la vida. Y una lucha sin cuartel en defensa de la última fuente de magia.
Una saga que recién comienza, y que vos no te podes perder.
Sofía parece una adolescente como cualquier otra. Va al colegio, tiene amigas y está enamorada del chico que todas quieren conquistar. Sus padres están separados y en su casa mandan unas tías excéntricas.
Hasta que una noche tiene una pesadilla: ella está ahogándose. Adentro de una perla transparente. En las profundidades del océano. Frente a la mirada de treinta y tres dragones de mar.
Es tiempo de revelaciones. Es tiempo de despertar…
A diferencia de muchos libros juveniles (sean fantásticos, de distopías o sobre lo que se tratase), este me pareció un libro lleno de sentimiento; y no hablo sobre sentimientos hacia los personajes, hacia la historia o hacia las diferentes situaciones (los cuales no faltan en ningún momento), sino un sentimiento del autor hacia sus lectores increíblemente grande.
Una joven que desconoce su verdadero poder. Un reino que sólo tiene una oportunidad para volver a la vida. Y una lucha sin cuartel en defensa de la última fuente de magia.
Una saga que recién comienza, y que vos no te podes perder.
Sofía parece una adolescente como cualquier otra. Va al colegio, tiene amigas y está enamorada del chico que todas quieren conquistar. Sus padres están separados y en su casa mandan unas tías excéntricas.
Hasta que una noche tiene una pesadilla: ella está ahogándose. Adentro de una perla transparente. En las profundidades del océano. Frente a la mirada de treinta y tres dragones de mar.
Es tiempo de revelaciones. Es tiempo de despertar…
A diferencia de muchos libros juveniles (sean fantásticos, de distopías o sobre lo que se tratase), este me pareció un libro lleno de sentimiento; y no hablo sobre sentimientos hacia los personajes, hacia la historia o hacia las diferentes situaciones (los cuales no faltan en ningún momento), sino un sentimiento del autor hacia sus lectores increíblemente grande.
Tengo el placer de conocer a Leo Batic personalmente, incluso lo veo una vez a la semana, y puedo afirmar que tiene un amor y un aprecio hacia sus lectores que he visto en muy pocas personas. Humilde, reconoce qué cosas escribe bien y cuáles no.
Si bien el libro tiene algunos problemas de edición (como diálogos entrecruzados, palabras que se juntan, etcétera), o incluso a mí me pasó que hubo un par de situaciones que tuve que releer un par de veces para terminar de entenderlas del todo, vos vas a seguir leyendo porque tu cerebro y tu moral te lo piden: por más que le encuentres un error, por más sueño que tengas, por más exámenes que tengas a la mañana siguiente mientras vos te fijás el reloj cada dos por tres dándote cuenta de que la madrugada sigue pasando, vas a seguir y vas a seguir y vas a seguir. El libro no sólo te transporta a la vida de Sofía y de sus tías, sino que te transmite un amor y un calorcito (ese mismo que sentís un sábado a la tarde de un invierno muy helado cuando te hacés un café con leche bien rico y te ponés al lado de la ventana a leer mientras escuchás cómo llueve) que, hasta ahora, no me pasó nunca con ningún libro.
Este libro lo leí antes de conocer a Leo, y déjenme decirles que ese sentimiento que te transmite el libro es el mismo que él te transmite en persona, con su mate, sombrero característico y esa sonrisa que lleva siempre (incluso cuando nos cuenta que a su editor no le gustan las ballenas).
Admito que me fue difícil decidirme a leerla, incluso cuando la había pedido de regalo de cumpleaños en el 2012, ya que generalmente no estoy acostumbrada a leer historias en argentino. Creo que eso (sin contar el colegio) fue lo único que algunas veces me hizo trabar en la lectura, pero es un tema de acostumbrarse. El segundo tomo de El último reino, Heredera de dragones, me lo leí en menos de dos días, más allá de que Leo haya mejorado muchísimo su escritura: es cosa de acostumbrarse al modo de escritura argento, y para esta trilogía pucha que vale la pena acostumbrarse.
Los personajes me encantaron, aunque siento que pudieron haber dado más de sí (tal como lo hicieron en la segunda entrega). Te encariñás con todos los personajes, no hay ninguno que no te caiga bien en algún momento, y son completamente reales. Es muy difícil encontrar a un personaje fiel a la personalidad de cualquiera que nosotros, y creo que este libro se llevó todos los premios con respecto a esto.
Como adición a todo esto, recomiendo que, vayan a comprarlo o no, se tomen cinco minutos en su librería para poder admirar tanto la tapa como el interior del libro, dibujados por Leo. Una de mis portadas preferidas de todos los libros que he leído, a decir verdad, y le agrega realidad a toda la historia.